EL DISCERNIMIENTO VOCACIONAL
Uno de los grandes retos que deberás enfrentar
en tu vida es el de encontrar tu lugar en la sociedad y en la Iglesia.
Para ti, que buscas tu vocación, describimos siete pasos que te pueden ayudar a discernir el proyecto de Dios sobre ti.
Para ti, que buscas tu vocación, describimos siete pasos que te pueden ayudar a discernir el proyecto de Dios sobre ti.
Aunque nos referimos directamente a las
vocaciones consagradas (en la vida religiosa, en el sacerdocio, etc.), los
pasos que enumeramos se pueden aplicar para el discernimiento de cualquier
vocación, estado de vida o profesión.
Los jóvenes sienten más que nunca el atractivo de la llamada
"sociedad de consumo", que los hace dependientes y prisioneros de una
interpretación individualista, materialista y hedonista de la existencia
humana. De aquí el rechazo de todo aquello que sepa a sacrificio y renuncia al
esfuerzo de buscar y vivir los valores espirituales y religiosos.
En este apartado describimos el proceso por medio del cual se puede
llegar a discernir la llamada de Dios; enumeramos siete pasos que ayudarán a
descubrir el proyecto de Dios, para toda respuesta vocacional. Aunque nos
referimos directamente a las vocaciones consagradas, estos 7 pasos son
aplicables a la elección de cualquier estado de vida.
1.
ORACIÓN
"¿Qué debo hacer, Señor?" (Hch 22,10).
La Vocación no es sólo lo que tú quieres ser y hacer, es ante todo lo que Dios quiere que tú seas y hagas; no es algo que tú inventas, es algo que encuentras; no es el proyecto que tú tienes sobre ti mismo, es el proyecto que Dios tiene sobre ti y que tú debes realizar.
La Vocación no es sólo lo que tú quieres ser y hacer, es ante todo lo que Dios quiere que tú seas y hagas; no es algo que tú inventas, es algo que encuentras; no es el proyecto que tú tienes sobre ti mismo, es el proyecto que Dios tiene sobre ti y que tú debes realizar.
Por eso, para descubrir tu vocación, lo primero que debes hacer es
dialogar con Dios: orar. Sólo mediante la oración podrás encontrar lo que Dios
quiere de ti. En la oración, el Espíritu Santo afina tu oído para que puedas
escuchar: "Habla, que tu siervo escucha" (I S 3,10).
Sólo en el diálogo con Jesús podrás oír su voz que te llama: "ven y
sígueme"(Lc 18,22); o bien, escucharás que te dice: "vuelve a tu casa
y refiere lo que Dios ha hecho por ti" (Lc. 8,38).
2. PERCEPCIÓN
"Pero había en mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en
mis huesos y aunque yo hacía esfuerzos por ahogarlo, no podía" (Jr 20,9).
Para poder descubrir lo que Dios quiere de ti, tienes que aprender a
escuchar, estar atento, experimentar. Para esto, necesitas saber hacer silencio
en torno a ti y en tu interior. El ruido te impedirá percibir.
Está atento a todo, a tus deseos, a tus miedos, a tus inquietudes, a tus proyectos. Escucha a todos: a los que aprueban tu inquietud, a los que la critican. Dios se vale de diversos intermediarios para hacerte oír su voz. Escúchate a ti mismo: ¿A qué se inclina tu corazón ? ¿Qué es lo que anhelas? Aprende a mirar a los hombres que te rodean, ¿qué te está diciendo Dios a través de su pobreza, de su ignorancia, de su dolor, de su esperanza, de su necesidad de Dios...? Escucha al Padre que, a través de la historia concreta de los hombres, te revela manera como quiere que colabores en la instauración del Reino.
Está atento a todo, a tus deseos, a tus miedos, a tus inquietudes, a tus proyectos. Escucha a todos: a los que aprueban tu inquietud, a los que la critican. Dios se vale de diversos intermediarios para hacerte oír su voz. Escúchate a ti mismo: ¿A qué se inclina tu corazón ? ¿Qué es lo que anhelas? Aprende a mirar a los hombres que te rodean, ¿qué te está diciendo Dios a través de su pobreza, de su ignorancia, de su dolor, de su esperanza, de su necesidad de Dios...? Escucha al Padre que, a través de la historia concreta de los hombres, te revela manera como quiere que colabores en la instauración del Reino.
Ve tu historia. ¿Por cuál camino te ha llevado Dios? ¿Cuáles son los
acontecimientos más importantes de tu vida? ¿De qué manera Dios ha estado
presente o ausente en tu vida? ¿Qué personas concretas han sido
significativas para ti? ¿Por qué? Contempla el futuro. ¿Qué experimentas
al pensar en la posibilidad de consagrar tu vida a Dios? Tienes solo una vida,
¿a qué quieres dedicarla por completo?
Ten cuidado en discernir si tu inquietud y la atracción que sientes son signos de una verdadera vocación consagrada, o bien son manifestaciones de que Dios quiere que, como laico, intensifiques tu vida cristiana.
Solo si aprendes a escuchar, a mirar y a estar atento, podrás descubrir los signos de la llamada de Dios.
En este nivel podrás llegar a decir: "Tal vez Dios me esté llamando" ,"siento la inquietud de consagrar mi vida a Dios".
Ten cuidado en discernir si tu inquietud y la atracción que sientes son signos de una verdadera vocación consagrada, o bien son manifestaciones de que Dios quiere que, como laico, intensifiques tu vida cristiana.
Solo si aprendes a escuchar, a mirar y a estar atento, podrás descubrir los signos de la llamada de Dios.
En este nivel podrás llegar a decir: "Tal vez Dios me esté llamando" ,"siento la inquietud de consagrar mi vida a Dios".
3. INFORMACIÓN
"Observad cómo es el país y sus habitantes, si son fuertes o
débiles, escasos o numerosos; cómo es la tierra, buena o mala; cómo son las
ciudades que habitan, de tiendas o amuralladas; cómo es la tierra, fértil o
estéril, con vegetación o sin ella" (Nm. 13, 18-20).
Los caminos para realizar la vocación consagrada son múltiples. No es
suficiente querer entregar tu vida a Dios y desear dedicarte al servicio de tus
hermanos. Es necesario saber dónde quiere Dios que tú lo sirvas. Tal vez quiere
que lo sirvas como sacerdote diocesano, o como miembro de una congregación
religiosa, etc.
Para descubrir el lugar en que Dios quiere que estés, es necesario que conozcas las diversas vocaciones. Debes saber cuál es la espiritualidad que viven los sacerdotes diocesanos o las diferentes congregaciones, y que veas por cuál de ellas te sientes atraído. También tienes que conocer cuál es su estilo as vida, es decir, la manera como viven en la práctica: No es lo mismo una congregación contemplativa, que una de vida apostólica. Asimismo, debes tener un conocimiento de su misión en la Iglesia, y por medio de cuales actividades apostólicas pretenden realizarla: misiones, enseñanza, hospitales, dirección espiritual, promoción vocacional, predicación de ejercicios, medios de comunicación, etc.
Para descubrir el lugar en que Dios quiere que estés, es necesario que conozcas las diversas vocaciones. Debes saber cuál es la espiritualidad que viven los sacerdotes diocesanos o las diferentes congregaciones, y que veas por cuál de ellas te sientes atraído. También tienes que conocer cuál es su estilo as vida, es decir, la manera como viven en la práctica: No es lo mismo una congregación contemplativa, que una de vida apostólica. Asimismo, debes tener un conocimiento de su misión en la Iglesia, y por medio de cuales actividades apostólicas pretenden realizarla: misiones, enseñanza, hospitales, dirección espiritual, promoción vocacional, predicación de ejercicios, medios de comunicación, etc.
Debes saber también quienes son los principales destinatarios de su
apostolado: jóvenes, sacerdotes, pobres, enfermos, niños, religiosos, etc.
Aunque ordinariamente cuando se siente la inquietud vocacional se siente
también el atractivo por una vocación específica, bien vale la pena dedicar
algunas horas a informarte más a fondo sobre esa vocación y otras. Y aunque al
final te decidieras por la que en el principio te inclinabas, el tiempo
empleado en informarte no habrá sido desperdiciado.
4. REFLEXIÓN
"¿Quién de vosotros,
queriendo edificar una torre, no se sienta primero a calcularlos gastos y ver
si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo
terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo:"
Este comenzó a edificar y no pudo terminar " (Lc 14, 28-30).
La vocación es una empresa demasiado grande; ¡y es para toda la vida! Por eso, no te puedes lanzar a ella sin antes haber reflexionado seriamente, y con la debida calma, sobre ti y sobre la vocación que pretendes seguir.
Debes reflexionar sobre cuáles son tus capacidades y limitaciones; serás capaz de ser fiel a los compromisos que implica la vocación; en qué signos concretos te basas para pensar que Dios te llama; que es lo que más temes de la vocación; cuáles son las razones en favor y en contra que tienes para emprender ese camino; qué es lo que te atrae de ese estado de vida, y qué es lo que te gusta de él.
La vocación es una empresa demasiado grande; ¡y es para toda la vida! Por eso, no te puedes lanzar a ella sin antes haber reflexionado seriamente, y con la debida calma, sobre ti y sobre la vocación que pretendes seguir.
Debes reflexionar sobre cuáles son tus capacidades y limitaciones; serás capaz de ser fiel a los compromisos que implica la vocación; en qué signos concretos te basas para pensar que Dios te llama; que es lo que más temes de la vocación; cuáles son las razones en favor y en contra que tienes para emprender ese camino; qué es lo que te atrae de ese estado de vida, y qué es lo que te gusta de él.
Dios te pide que te comprometas responsablemente en el discernimiento de
su voluntad. El quiere que tú pongas en juego tu inteligencia y tu capacidad de
reflexión y juicio para que puedas encontrar tu vocación. El te da la luz de su
Espíritu Santo para que descubras qué es lo que quiere de ti.
No debes pretender, ilusoriamente, tener en mano un contrato firmado por
Dios, en el que revela su plan sobre ti, y de esa manera poseer la evidencia de
su llamada. No; nunca se te dará tal documento. Lo que encontrarás serán signos
que te indiquen cuál podría ser la voluntad de Dios; signos que deberás
descifrar para así tener la certeza (más no la "evidencia") de su
llamada.
En este nivel llegarás a decir; "creo que Dios me llama ";
"creo que, con la ayuda de Dios, podré responder".
5. DECISIÓN
"Te seguiré vayas
donde vayas" (Lc 9, 57).
Una vez que vayas
descubriendo qué es lo que Dios quiere de ti, no te queda sino dar el paso,
decir "sí", decidirte a seguir a Jesús.
Tomar tal decisión es
difícil. Ante la opción sentirás todos tus miedos, incertidumbres y
limitaciones: "¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un
muchacho" (Jr 1,7). Y sin embargo, a pesar de todas tus limitaciones, o
mejor, con todas ellas, has de responder al Señor, como Isaías: "Aquí
estoy, envíame" (Is 6,8); debes decidirte como María: "Aquí está la
esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho" (Lc 1,38).
Llegar a tomar una decisión con la cual comprometerás toda tu vida, no sólo es difícil; es una gracia. Debes pedirle al Espíritu Santo esa capacidad de respuesta.
Llegar a tomar una decisión con la cual comprometerás toda tu vida, no sólo es difícil; es una gracia. Debes pedirle al Espíritu Santo esa capacidad de respuesta.
No afrontar la decisión
equivale a dejar correr tu vida, desperdiciarla. Para iniciar el camino de la
vocación, no esperes tener la evidencia de que Dios te llama; te debe bastar
tener la certeza moral en su llamado.
Es necesario querer seguir radicalmente a Jesucristo: "Sí, quiero seguirte". Tal vez tengas dudas si llegarás al final, si podrás con las exigencias, etc.; pero de lo que no puedes dudar es de tu decisión; debes estar seguro de lo que tú quieres.
Es necesario querer seguir radicalmente a Jesucristo: "Sí, quiero seguirte". Tal vez tengas dudas si llegarás al final, si podrás con las exigencias, etc.; pero de lo que no puedes dudar es de tu decisión; debes estar seguro de lo que tú quieres.
En este nivel podrás decir:
"quiero consagrar mi vida a Dios en el servicio de mis hermanos".
6. ACCIÓN
"Jesús los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su Padre lo
siguieron" (Mt 4, 21-22).
Una vez decidido, ¡lánzate! No te dejes vencer por el miedo; lánzate con miedo.
Una vez decidido, ¡lánzate! No te dejes vencer por el miedo; lánzate con miedo.
La decisión se debe concretizar en la acción. Debes poner todos los
medios que estén a tu alcance para realizar lo que has decidido. No cedas a la
tentación de diferir el ingreso: "Te seguiré, Señor. Pero déjame
primero... " (Lc 9, 59-61).
Con la decisión has comprometido todos los momentos posteriores; ahora se trata de buscar cómo ser fiel. La única manera de realizar el proyecto de Dios es la fidelidad de cada día. Tienes que vivir todo momento en coherencia con lo que has decidido; cada paso debe ir dirigido hacia la meta. Y, ¿cuando venga la dificultad? Perseverar. El camino emprendido es difícil. Hay que estar dispuesto a todo, pasar por lo que sea, a enfrentar cualquier dificultad. Jesús no te ofrece otra cosa; "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame" (Lc 9,23). ¡Claro que el sendero es arduo y pesado!; pero tienes en ti la fuerza del Espíritu Santo, y María te acompaña e impulsa a recorrer el camino que Jesús ha trazado. Además, no se trata de cargar hoy la cruz de toda la vida, sino sólo la de hoy; y así cada día.
Con la decisión has comprometido todos los momentos posteriores; ahora se trata de buscar cómo ser fiel. La única manera de realizar el proyecto de Dios es la fidelidad de cada día. Tienes que vivir todo momento en coherencia con lo que has decidido; cada paso debe ir dirigido hacia la meta. Y, ¿cuando venga la dificultad? Perseverar. El camino emprendido es difícil. Hay que estar dispuesto a todo, pasar por lo que sea, a enfrentar cualquier dificultad. Jesús no te ofrece otra cosa; "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame" (Lc 9,23). ¡Claro que el sendero es arduo y pesado!; pero tienes en ti la fuerza del Espíritu Santo, y María te acompaña e impulsa a recorrer el camino que Jesús ha trazado. Además, no se trata de cargar hoy la cruz de toda la vida, sino sólo la de hoy; y así cada día.
En este nivel deberás de decir, como Pedro: "nosotros lo hemos
dejado todo y te hemos seguido" (Mt 10,28).
7. ACOMPAÑAMIENTO
"Levántate y vete a Damasco, allí se te dirá todo lo que está
establecido que hagas" (Hch 22,10).
En realidad, el acompañamiento no es un paso más en el proceso de discernimiento de tu vocación; es un recurso que debe estar presente en cada uno de los pasos anteriores. El/la acompañante te motivará a orar y estar abierta a percibir los signos de la voluntad de Dios; te indicará donde obtener la información y te ayudará a reflexionar. Te dejará sólo ante Dios para que libremente decidas tu vida. Te ayudará a que te prepares convenientemente para ingresar en la institución formativa. Su oración y sacrificio por ti te alcanzarán del Espíritu Santo la luz para que descubras tu vocación y la fuerza para seguirla. La Palabra de Dios dice: Para obtener un consejo recurre siempre a alguien piadoso, de quien sabes bien que guarda los mandamientos, cuya alma es como tu alma, y que si caes, sufrirá contigo" (1S. 37,12).
En realidad, el acompañamiento no es un paso más en el proceso de discernimiento de tu vocación; es un recurso que debe estar presente en cada uno de los pasos anteriores. El/la acompañante te motivará a orar y estar abierta a percibir los signos de la voluntad de Dios; te indicará donde obtener la información y te ayudará a reflexionar. Te dejará sólo ante Dios para que libremente decidas tu vida. Te ayudará a que te prepares convenientemente para ingresar en la institución formativa. Su oración y sacrificio por ti te alcanzarán del Espíritu Santo la luz para que descubras tu vocación y la fuerza para seguirla. La Palabra de Dios dice: Para obtener un consejo recurre siempre a alguien piadoso, de quien sabes bien que guarda los mandamientos, cuya alma es como tu alma, y que si caes, sufrirá contigo" (1S. 37,12).
Si bien es cierto que la vocación es una llamada que Dios te hace, y que
nadie puede escucharla por ti ni responder a ella en tu lugar también es cierto
que tienes necesidad de quien que te acompañe en tu camino de discernimiento
vocacional y confirme la autenticidad de tu llamada.
Es fácil hacerse ilusiones y creer que es llamada de Dios lo que en
realidad es solo un deseo subjetivo. Acudir al acompañante es un acto de
humildad; es aceptar que no tienes el monopolio de la voluntad de Dios sobre
ti; es aceptar la mediación de un hombre de Dios, representante de la Iglesia,
para descubrir el plan que Dios tiene para ti.
Jesucristo, después de habérsele aparecido a Pablo en el camino de
Damasco, le dijo que fuera con Ananías, que este le indicaría cuál era la
voluntad de Dios. Cristo mismo hubiera podido decirle directamente a Pablo qué
quería de él, sin embargo, quiso valerse de la mediación de Ananías para
hacerle descubrir su vocación (Hch 22, 10-15).
En el discernimiento de la voluntad de Dios sobre ti. No puedes prescindir de la mediación de la Iglesia.
Discernir lo que Dios quiere de ti, no es fácil, pero tampoco es algo imposible. Si con sinceridad y humildad te pones a buscar la voluntad de Dios, y realizas los pasos que aquí te sugiero creo que podrás encontrarlo.
Dios quiere revelarte su proyecto sobre ti. Es Él, el más interesado en que tú descubras y realices tu vocación.
En el discernimiento de la voluntad de Dios sobre ti. No puedes prescindir de la mediación de la Iglesia.
Discernir lo que Dios quiere de ti, no es fácil, pero tampoco es algo imposible. Si con sinceridad y humildad te pones a buscar la voluntad de Dios, y realizas los pasos que aquí te sugiero creo que podrás encontrarlo.
Dios quiere revelarte su proyecto sobre ti. Es Él, el más interesado en que tú descubras y realices tu vocación.
Tomado de la página web: destellos de luz. Hermanas agustinas
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