Introducción:
“Os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor” (Lc 2, 10-11). Este año se ha querido ir día a día reflexionando con las Bienaventuranzas, escuchando lo que el Papa dice de ellas en su más reciente exhortación apostólica “Gaudete Et Exsultate”.
No se deja de pensar que es conveniente para el Pueblo de Dios acercarse a los documentos del Papa, y es tarea del misionero introducir en esa lectura, pausada y apasionada a través de métodos didácticos y apostólicos, y que mejor, que hacerlo a través de la Novena de Navidad.
Se ha escogido el capítulo tercero de la exhortación, porque es la invitación del Papa Francisco de ir contracorriente a las bienaventuranzas del mundo. Jesucristo con su nacimiento enseña a mirar el mundo con ojos cada vez más humano, esa ardua tarea que tenemos como familia humana, nos debe seguir moviendo a romper el individualismo, la comodidad, el egoísmo, los deseos de venganza y de odio, que muchas veces están albergados en los corazones de los que nos hacemos llamar cristianos.
El niño Jesús que nace en medio del calor de hogar, desprendido de los bienes materiales y sometido a la pobreza, nos recuerda que lo más importante no es lo que tenemos en una casa (camas, televisores salas, etc) sino con quienes compartimos nuestro hogar, la Familia no tiene precio y somos los responsables de asemejar cada vez más con la capacidad del amor, nuestra familia con la humilde familia de Belén.
¡Feliz Navidad!
Andrés Felipe Rojas Saavedra, CM
Seminarista Vicentino.
www.corazondepaul.com
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