LA COMUNION CAMINO HACIA EL CAMBIO.
P. Luis Alfonso Sterling, c.m. |
1. MOTIVACIÓN:
Acabamos de celebrar como gracia del Señor la primera
Asamblea Provincial de nuestra Provincia la “Milagrosa” con el lema guía “La
audacia de la caridad para un nuevo impulso misionero”, que nos trae muchas
reflexiones y propósitos por hacer efectivo este mensaje en la realidad de la
vida de la Provincia y en los apostolados donde cada Comunidad Local realiza su
misión evangelizadora en nombre de la Compañía y de la Iglesia.
Elegir el camino de la audacia es ir hacia adelante, moverse,
caminar hacia algo nuevo. Esto es un desafío, porque es estar en búsqueda de lo
que realmente cuenta, teniendo
presente que lo que cuenta es definitivo y permanece en el tiempo, pero siempre
en búsqueda de respuestas nuevas y audaces que guíen nuestras mentes y motiven
el corazón y que conduzcan a tener nuevas actitudes, nuevas miradas, nuevas
maneras de vivir nuestra vida, nuevas maneras de relacionarnos y de realizar
nuestra vocación y entrega a Cristo y a los pobres.
Este camino exige buscar la luz que encontramos en Cristo, en
su Palabra, en la oración, en el discernimiento, en todas las cosas por medio
de las cuales Dios hace “nuevas todas las cosas”. Luz que penetre en nuestra
mente, luz que ilumine el corazón, luz que guíe nuestros pasos. Es verdad que hacer cosas nuevas, renovar la
vida, los compromisos apostólicos , la rutina de lo cotidiano…puede
ocasionarnos miedos, temores, previsiones hasta de fracaso. Esto es un sentimiento natural, sentimos
miedo y nos da pavor llegar al fracaso y por esto no emprendemos el camino de
la RENOVACION, del CAMBIO, de REVISION, porque nos es más fácil permanecer en
lo que ya está previsto, lo que se ha hecho siempre, lo que ha permanecido
así. Por esto la dinámica de la audacia
es un reto, un camino no fácil de recorrer. Tampoco podemos dejarnos llevar por
los modelos de la cultura actual, propio de la sociedad contemporánea: la cultura
de lo provisorio, porque no permite elecciones de vida y relaciones sólidas, ni
disponibilidad y entusiasmo que marque y dirija nuestra vida y nuestras
acciones con un horizonte renovador. La idea de lo provisorio nos priva de
emprender un verdadero camino, de llegar a un deseado destino, de lograr metas
verdaderas y auténticas. Recordemos las palabras del Papa Francisco en una
concentración de jóvenes en Italia: “No se contenten con metas pequeñas,
aspiren a la felicidad, tengan la valentía y el coraje de salir de sí mismos,
de jugarse en plenitud su futuro junto con Jesús”….qué bien nos caen estas
palabras, pués con el carisma, con la vocación, con la dinámica de la Compañía,
estamos llamadas a la valentía, el coraje y la audacia para llevar adelante la
misión confiada por los Fundadores y reconocida por la Iglesia.
2. ILUMINACIÓN:
Leer y reflexionar estos textos de
San Pablo en la carta a los Romanos:
8,5-6 y Rm. 12,2 “No se adapten a
los criterios de este mundo; al contrario , transfórmense por la renovación de
la mente, para que puedan descubrir cuál es la voluntad de Dios, lo que es
bueno, lo que le agrada, lo perfecto”.
3.REFLEXIONEMOS:
-Cómo estoy acogiendo la Palabra de
Dios que me invita continuamente a una renovación de la mente y del corazón?
-Son mis actitudes, mi modo de ser, de pensar y de actuar,
nuevas y adecuadas a las exigencias del Señor, de la Compañía y del servicio a
los pobres?
4. MEDITACIÓN:
La Iglesia y el mundo son dos realidades donde todos estamos
ubicados: los cristianos y los consagrados…es ahí donde se ubica la realización
de la vida, la vocación y la misión de todos nosotros, es ahí donde las Hijas
de la Caridad están ubicadas en acompañar a los hermanos pobres en su deseo de
hacer su camino de dignificación, de reconocimiento y de destinatarios del
anuncio del Evangelio. No se renuncia a la ciudadanía de este mundo ni se niega
la honesta aportación para sostenerlo, mejorarlo, reconocer la vida, nuestro
ser y quehacer en este mundo. Aquí está presente el imperativo de la audacia
que nos tiene que iluminar, acompañar y conducir.
Es cierto que el futuro está en la manos de Dios, pero
nosotros con acciones audaces, contribuimos a construir ese futuro, siempre con
una mirada puesta en el Dios providente, el Señor de la vida y de la historia
que nos asegura su presencia continua “Sepan que yo estoy con ustedes todos los
días hasta el final de los tiempos” (Mt. 28,20).
El Espíritu del Señor que sigue guiando y conduciendo a la
Iglesia y a la Compañía, nos invita a
dar espacio, a coger cada día la acción del Epíritu Santo que crea comunidad,
que induce a la igualdad, que suscita la comunión, que fortalece la vida y
envía a la misión. La audacia de la
Caridad permite dejar actuar al Espíritu del Señor, por tanto hay que dar
espacio, permitir su acción, buscar su luz, pedir su dinamismo…El nos invita a
deponer las barreras, los obstáculos, las reticencias, los temores….
Quiero recordar aquí la invitación del P. Fenelón Castillo
durante el retiro predicado a las Hermanas Asambleístas, que se hace extensiva
a todas las Hermanas: Es un gran reto ante el cual hay que tener apertura,
cambio, renovación, cambio de mentalidad, renovación del corazón y de las actitudes.
La invitación es a GENERAR NUEVA COMUNIDAD o nuevas
Comunidades donde se genere madurez humana para vivir en comunidad, para vivir
la fraternidad, buscando obviar problemas, con menos murmuraciones, menos
críticas, como dice el Papa Francisco: “Este es un hermoso camino a la
santidad. No hablar mal de los otros. Esto es importante: fraternidad”. Además,
con más discernimiento y crítica constructiva que ayude e ilumine. Comunidad
nueva en comprensión, en el sentido de la verdadera amistad y fraternidad, sin
complicidad con unas pocas, buscando siempre la ayuda abierta, generosa y espontánea
a la Hermana que comparte mi Comunidad. Comunidad ocupada en los miembros
dolientes, ancianas, Hermanas en problemas…cuánto valen los detalles, la
solidaridad, la visita, la atención a las Hermanas enfermas o las que pasan
pruebas en su vida o en su familia. Comunidad serena, en paz, en armonía, sin
arrebatos, sin palabras hirientes que vive y actúa sin desesperarse, sin
nerviosismos que perturban. Comunidad
en disponibilidad, en actitud de ayuda, de colaboración humana, en interés por
la persona y la misión de cada una de las Hermanas. En unión las Hermanas hacen la obra de Dios y
realizan su vocación y Misión. Nos dice el Papa Francisco: “La inquietud del
amor empuja siempre a ir al encuentro
del otro, sin esperar que sea el otro a manifestar su necesidad. La inquietud
del amor nos regala el don de la fecundidad pastoral, y nosotros debemos
preguntarnos, cómo va mi fecundidad espiritual, mi fecundidad pastoral? Los tiempos de Dios que son los tiempos que
vive la Iglesia y la Compañía nos piden una verdadera audacia para acoger la
voz de Dios en las llamadas actuales para construir el Reino, ahí donde se está
ubicada la tarea misionera de la Compañía y de la Provincia. Tambien aquí viene
la Palabra del Papa: “Una fe auténtica implica siempre un profundo deseo de
cambiar el mundo. He aquí la pregunta que debemos plantearnos: Tambien nosotros
tenemos grandes visiones e impulsos?
También nosotros somos audaces?
Vuela alto nuestro sueño? Nos
devora el celo? O, en cambio, somos
mediocres y nos conformamos con nuestras programaciones apostólicas de
laboratorio?”
5. COMPROMISO:
-Con la ayuda del Espíritu Santo hago el compromiso de
cambiar mi mente, renovar mi corazón y mis actitudes y dejarme guiar por el
Espíritu.
-Haré de la oración, la Eucaristía y los momentos de
intimidad con el Señor, espacios de
docilidad, de apertura a la gracia y de fortaleza en este camino de renovación
personal.
MARIA MILAGROSA LAS ACOMPAÑE SIEMPRE, LAS GUIE E ILUMINE EN
LA AUDACIA DEL SEGUIMIENTO DE JESUS.
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