Congregación de la Misión
Provincia de Colombia
2018 “ADORAR”
26 de abril
TRASLACIÓN DE LAS RELIQUIAS DE
SAN VICENTE DE PAÚL
Memoria
Hoy se conmemora la traslación del cuerpo de San Vicente de Paúl. Oculto desde el comienzo de la Revolución Francesa, fue llevado desde la catedral de Nuestra Señora de París hasta la nueva Iglesia de los Misioneros de la Congregación de la Misión.
Traslación que tuvo lugar el 25 de abril de 1830, gracias al auspicio del arzobispo Jacinto Luís de Quelen. Siendo un universal reconocimiento del amor hacia los pobres que Dios puso en el corazón de San Vicente de Paúl. Precisamente, entre la muchedumbre que lo acompañaba, se destacaba la presencia abundante de huérfanos y de toda clase de pobres.
Como Congregación de la Misión en Colombia iniciamos este 2018 el trienio, preparándonos espiritualmente para celebrar los 150 años de la llegada de los primeros Misioneros Vicentinos a nuestro país. Este año profundizaremos en la espiritualidad vicentina, dejándonos iluminar por uno de los tres verbos que el Papa Francisco utilizó en el simposio de la Familia Vicentina el año pasado en Roma. Animados con el espíritu de San Vicente, iniciemos esta oración.
HIMNO
Coro:
Gloria a ti padre augusto del pobre,
Gloria a ti servidor del Señor
Porque en ti se cumplió la promesa,
De ensalzar a quien siempre sirvió.
Fuiste tú instrumento de Cristo
de su paz de su inmensa bondad,
y doquiera mostraste tu rostro,
rostro fiel de una gran caridad.
Los pequeños sin madre ni afecto,
los ancianos sin techo ni pan,
los enfermos mendigos y presos,
en ti hallaron amor y verdad.
También hoy nuestro pueblo reclama
más que el pan, el amor fraternal,
el respeto, la paz, la justicia,
garantías que da la igualdad.
Danos, pues, el sentido del pobre,
que intuye cualquier aflicción;
Y un amor generoso, afectivo,
que nos lleve a aliviar su dolor.
No se trata de fría limosna,
que degrada y no es solución;
ayudemos al hombre a que sea
el agente de su promoción.
Este mundo que sufre angustiado
desamor, egoísmo y rencor,
necesita de ti San Vicente
y en nosotros te tiene que hallar.
Signo: preparar en nuestras comunidades locales el siguiente signo:
Un barco (que represente la llegada de los primeros misioneros) El logo de los 150 años, un cirio encendido y unas manos en señal de oración (que representan el primer verbo que meditaremos este año: ADORAR).
Oración Inicial: (Oración oficial del Sesquicentenario)
Señor Dios omnipotente, que enviaste a tu Hijo y lo ungiste con el Espíritu Santo para anunciar la Buena Noticia a los pobres, e infundiste a San Vicente de Paúl el carisma de la entrega al servicio de los desheredados de este mundo: te damos gracias por la presencia, a lo largo de ciento cincuenta años, de los misioneros Vicentinos que en Colombia han entregado la vida sirviéndote en los más pobres y formando buenos pastores para su evangelización.
Hoy te rogamos nos concedas la gracia de ser fieles a esa herencia que se nos confía; ayúdanos a encarnar e irradiar el carisma de San Vicente en el mundo de hoy, con una caridad inventiva, con un corazón sencillo, humilde, manso, sacrificado y ardientemente celoso en el servicio espiritual y material de los que sufren. Te lo suplicamos por Jesucristo, tu enviado y Señor nuestro, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo. Amén
Iluminación Bíblica: Lucas 4, 16-21
Vino a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos, y proclamar un año de gracia del Señor”.
Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.» Palabra del Señor.
Responsorio: Enséñanos a Amar. Puedes escuchar la canción en el siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=FnWRnJThXiE
Enséñanos a amar, Vicente de Paúl,
Al pobre nuestro hermano,
Como lo amaste tú.
No sabemos sufrir con los que sufren,
rehusamos llorar con los que lloran,
ignoramos la voz que nos suplica,
y la mano que hambrienta nos implora.
Vicente de Paúl que descubriste
a Cristo desvalido entre los pobres,
que a la luz de tu vida descubramos
que ellos son nuestros amos y señores.
Escuchemos a San Vicente de Paúl:
“Dios es el que nos ha llamado y el que desde toda la eternidad nos ha destinado para ser misioneros, no habiéndonos hecho nacer ni cien años antes ni cien años después, sino precisamente en el tiempo de la institución de esta obra; por consiguiente, no hemos de buscar ni esperar descanso, contentamiento ni bendiciones más que en la Misión, ya que es allí donde Dios nos quiere, dejando desde luego por sentado que nuestra vocación es buena, que no está basada en el interés ni en el deseo de evitar las incomodidades de la vida, ni en cualquier clase de respeto humano” XI, 107-109
Meditación: Del discurso del Papa Francisco (Roma 2017- Simposio FV)
Adorar. Son innumerables las invitaciones de San Vicente a cultivar la vida interior y a dedicarse a la oración que purifica y abre el corazón. La oración es esencial para él. Es la brújula de todos los días, es como un manual de la vida, es – escribía – “el gran libro del predicador”: Solamente rezando se consigue de Dios el amor que hay que derramar sobre el mundo; solamente rezando se tocan los corazones de la gentes cuando se anuncia el Evangelio. (ver Carta a A. Durand, 1658). Pero para San Vicente la oración no es solo un deber, y mucho menos un conjunto de fórmulas. . La oración es detenerse ante Dios para estar con él, para dedicarse simplemente a Él Esta es la oración más pura, la que deja espacio al Señor y a su alabanza, y nada más: la adoración.
Una vez descubierta, la adoración se hace indispensable, porque es pura intimidad con el Señor, que da paz y alegría, y derrite los afanes de la vida. Por eso San Vicente aconsejaba a uno que estaba sometido a una presión particular, que permaneciera en oración “sin tensión, arrojándose en Dios con miradas simples, sin tratar de tener su presencia con un esfuerzo considerable, sino abandonándose a Él” (Carta a G. Pesnelle, 1659).
Esto es la adoración: ponerse ante del Señor, con respeto, con calma y en silencio, dándole el primer lugar, abandonándose confiados. Para pedirle después que su Espíritu venga a nosotros y dejar que nuestras cosas vayan a Él. Así, también las personas necesitadas, los problemas urgentes, las situaciones difíciles y pesadas entran en la adoración, tanto es así que San Vicente pedía que se “adorasen en Dios incluso las razones que son difíciles de comprender y aceptar (véase Carta a F. Get, 1659). El que adora, el que va a la fuente viva del amor no puede por menos que “contaminarse” por decirlo así. Y empieza a comportarse con los demás como el Señor hace con él: se vuelve más misericordioso, más comprensivo, más disponible, supera sus durezas rigidez y se abre a los demás.
Preguntas para el compartir:
- Según lo meditado ¿Qué significa “Adorar”? ¿Vivo realmente una espiritualidad cristiana y vicentina?
- ¿Qué virtudes heroicas encuentro en aquellos Misioneros que nos precedieron y que con su espíritu evangelizador sacrificaron su comodidad e incluso su vida?
- ¿A qué acciones concretas me invita esta celebración de los 150 años de la llegada de los Misioneros Vicentinos a Colombia?
PRECES:
Queridos hermanos, Dios Padre ha enviado a Jesucristo para evangelizar a los más pobres. Bendigámoslo diciendo:
Guía y guarda nuestros pasos en tu luz, Señor.
Tú que has manifestado en Cristo tu misericordia y tu amor,
-no permitas que tu Iglesia descuide la misión de tu Hijo.
Haz que colaboremos siempre contigo para mostrarle al mundo la fuerza de tu Espíritu,
-y así nuestro mundo vaya creciendo en justicia, en caridad y en paz.
Ilumina, Señor, nuestras vidas con tu luz
-para que podamos ser sal de la tierra y luz del mundo.
Concédenos ser fieles a nuestra vocación para anunciar tu Evangelio, de palabra y de obra, a los más pobres y afligidos,
-y así imitemos a Cristo Evangelizador y Buen Samaritano.
Perdónanos por haber ignorado la presencia de Cristo en los más pobres y abandonados,
-y no haberlos servido en la persona de nuestros hermanos.
Padre Nuestro…
ORACIÓN:
Oh Dios, que le has dado a San Vicente de Paúl un corazón lleno de misericordia para sobrellevar tanta miseria humana, concédenos a los que celebramos hoy el recuerdo de la traslación de sus restos mortales, hacer nuestra aquella caridad que el Espíritu Santo encendió en su corazón, y consagrarnos enteramente por tu amor al servicio de los más pobres. Por Jesucristo nuestro Señor.
ELEMENTOS PROPIOS PARA LA CELEBRACIÓN DE LAS LAUDES Y LAS VÍSPERAS:
LAUDES:
Ant. 1. Que tus sacerdotes, Señor, se vistan de justicia y se alegren tus santos.
Ant. 2. Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor; siervos del Señor entonen un himno a Dios.
Ant. 3. Le concedió en la celebración de lo santo dignidad, por eso su memoria será bendita.
Benedictus, ant.: Amigo de los pobres, consuelo de los que sufren, San Vicente nos revela el corazón de Dios. Aleluya
VÍSPERAS
Ant. 1. Repartió y dio a los pobres, su justicia permanecerá por siempre.
Ant. 2. Feliz al que has elegido, Señor: habitará en tus atrios.
Ant. 3. El Señor le otorgó celebridad eterna y le hizo heredero de un nombre eterno.
Magníficat, ant.: Saciaré de pan a los pobres de Sión, a sus sacerdotes los vestiré de salvación, y sus santos saltarán de alegría.
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