HISTORIA DEL MARTIRIO Y CONTEXTO
La
Revolución francesa tuvo muchas causas de muy diverso género, pero desde sus
principios tomó un carácter anticlerical con determinaciones persecutorias que
desembocarían en la constitución civil del clero (12 - julio – 1790), que
convertía a la Iglesia en una dependencia del Estado y prohibía a los
sacerdotes que no aceptaran el juramento civil ejercer su ministerio y serían
condenados al destierro. En la víspera del asalto a la Bastilla, fue atacada la
casa de san Lázaro, Casa Madre de los Hijos de San Vicente, donde todo pereció,
aunque sus habitantes pudieron salvarse. La mayoría rehusaron el juramento de
la Constitución civil del clero y polemizaron contra ella. Un buen número de
ellos sellaron con su sangre su fidelidad a la Iglesia. Se sabe con certeza el
nombre de unos 40 que fueron guillotinados o deportados a Guyana o ahogados en
los tristemente célebres “baños de Nates”. Sólo cinco de aquella pléyade de
heroicos misioneros han sido beatificados. A la cabeza de este grupo va el que
era superior del Seminario de san Fermin de Paris:
Luis
José François
Había nacido el 3 de febrero de 1751 en Busigny (Francia), de
familia profundamente cristiana. Educado por Jesuitas, se sintió llamado a la
vida religiosa. No tenía más de 15 años, cuando ingresó entre los Hijos de San
Vicente de Paúl, en la casa Madre de san Lázaro de Paris. Tuvo que esperar a
los 18 años para emitir sus votos. Fue tal su alegría, que dos de sus hermanos
animados por él le siguieron ingresando en la misma Congregación y una de sus hermanas
en las Hijas de la Caridad.
Ordenado sacerdote en 1773, fue
dedicado a enseñar teología a la vez que fue nombrado director del seminario de
Troyes. En 1788 era nombrado Secretario general de la Congregación, cargo que
compartió con la predicación, ya que estaba dotado para ello.
En 1788 fue nombrado superior del
colegio seminario de san Fermin de Paris, el colegio “des Bons Enfants”, casa
tan querida por toda la Congregación de la Misión, como cuna de la misma y
misión por largos años de su Padre y Fundador, San Vicente de Paúl. Aunque los
momentos eran difíciles, procuró que el seminario siguiera su curso. Escribió
contra la Constitución civil del clero (que era cismática, hereje y sacrílega),
varios folletos, entre ellos el titulado “Apología”, que tuvo varias ediciones
y que ayudaron a muchos sacerdotes a permanecer fieles a las enseñanzas de la
Iglesia. Fue, según uno de sus biógrafos: “Uno de los más ardientes y mejores
defensores de la Religión católica, apostólica y romana, contra el juramento
civil y contra los escritos de los partidarios del juramento”.
Cuando la persecución arreciaba,
abrió las puertas del Seminario de san Fermin de Paris a más de 90 sacerdotes y
religiosos, que por negarse a pronunciar el juramento civil, se vieron expulsados
de sus parroquias y de sus comunidades. De ellos 77 fueron martirizados; el
resto logró huir.
El Beato Luís José François, cuando
fue invadida la casa por los asaltantes, fue detenido y arrojado por una
ventana, rematado a golpes en el suelo y su cadáver, como los demás, cruelmente
profanados: era el 3 de septiembre de 1792.
Juan Enrique Gruyer
Nació el 13 de junio de 1734 en Dole (Francia), de padres cristianos, que le educaron en el amor y temor de Dios siguiendo la llamada de Dios, se ordenó de sacerdote en St. Cloud y se estableció en su villa natal, viviendo con su familia y ayudando al clero parroquial. Deseando más perfección, cuando tenia 37 años, determinó dejar su familia y su diócesis ingresando entre los Hijos de San Vicente de Paùl. Al cabo de un año de seminario interno o noviciado, fue destinado a Angers, donde la Congregación tenía una comunidad dedicada al ministerio de las misiones populares. Allí emitió sus votos, el 24 de enero de 1773. Nombrado vicario de Ntra. Sra. de Versailles pasó en 1784 a la parroquia de san Luís, donde le sorprendió la Revolución. Nombrado un párroco constitucional que no consiguió que ninguno de los misioneros que regían aquella parroquia, prestasen el juramento civil, dando un hermoso ejemplo de fidelidad a la Iglesia romana y por ello fueron expulsados de la parroquia.
El Beato Juan Enrique Gruyer, volvió a su país natal, permaneciendo allí escondido durante un año. Añorando su Congregación y con el deseo de vivir la vida de comunidad, volvió a Paris. El permiso para llegar a Paris estaba fechado en 18 de junio de 1792. Tal documento lo describe “alto de talla, cabello blanco, de frente mediana, ojos azules, nariz prolongada, barba pequeña y rostro redondeado”. El seminario de san Fermin le abrió sus puertas y el superior, Beato Luís José François, le acogió fraternalmente. Su muerte el 3 de septiembre de 1792 se une a la del Beato Luís José, con el cual compartió sufrimientos y martirio.
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