Día
6 de Noviembre
BEATOS MARTIRES DE LA FAMILIA VICENTINA (1934-1936)
LAUDES
Monición
introductoria:
Durante
los años 1934-1939, muchos cristianos sufrieron la muerte en España bajo la
persecución promovida por el comunismo ateo. Con valentía dieron testimonio de
su Fe y han sido beatificados el 13 de octubre de 2013.
Entre
ellos hay 14 misioneros de la Congregación de la Misión (Paúles o Vicentinos),
tres de ellos Hermanos coadjutores, y 27 Hijas de la Caridad además de una Hija
de María.
He aquí
el elenco de los mártires:
De la
Congregación de la Misión:
P. Fortunato
Velasco Tobar, P. Leoncio Pérez Nebreda, Hno. Luis Aguirre Bilbao,
P. Antonio Carmaniú y Mercader, P. Ireneo Rodríguez González,
P. Gregorio Cermeño Barceló, P. Vicente Vilumbrales Fuente,
Hno. Narciso Pascual Pascual, P. Tomás Pallarés Ibáñez,
Hno. Salustiano González Crespo, P. Amado García Sánchez,
P. Andrés Avelino Gutiérrez Moral, P. Ricardo Atanes Castro y
P. Pelayo José Granado Prieto.
De las
Hijas de la Caridad:
Sor Melchora
Adoración Cortés Bueno, Sor María Severina Díaz-Pardo Gauna, Sor María Dolores Barroso Villaseñor, Sor Estefanía Saldaña 3Mayoral, Sor Mª Asunción Mayoral Peña, Sor Dolores Úrsula Caro Martín, Sor Concepción Pérez Giral, Sor Andrea Calle González, Sor Modesta Moro Briz, Sor Pilar Isabel Sánchez Suárez, Sor Josefa Gironés Arteta, Sor Lorenza Díaz Bolaños, Sor Gaudencia Benavides
Herrero, Sor Juana Pérez Abascal, Sor Ramona Cao Fernández, Sor Josefa Martínez Pérez, Sor Martina Vázquez Gordo, SorJosefa Laborra Goyeneche, Sor Carmen Rodríguez Barazal, Sor María del Pilar Nalda Franco, Sor Estefanía Irisarri Irigaray, Sor Isidora Izquierdo García, Sor Joaquina Rey Aguirre, Sor Victoria Arregui Guinea, Sor Mª del Rosario Ciércoles y Gascón, Sor Micaela Hernán Martínez y Sor Mª Luisa Bermúdez Ruiz.
Hija
de María: Dolores Broseta Bonet.
Nuestros
mártires confesaron a Jesucristo antes de morir y perdonaron a los
perseguidores con una adhesión inquebrantable a la fe católica, fueron fusilados
unos, otros quemados o troceados por el hecho de ser seguidores de Jesucristo y
continuadores de su misión. Pidamos por su intercesión, valentía y fortaleza
para ser testigos firmes de la Fe en nuestro mundo.
Himno del común de mártires o el de las
Hijas de la Caridad mártires estrenado en la beatificación.
A
partir de la lectura breve: Del común de mártires
Después
de la lectura breve se puede añadir alguna de las siguientes lecturas:
Del
proceso del P. Fortunato Velasco, C.M.:
Llegaron
los verdugos al seminario y empezaron los disparos, registros, interrogatorios,
cautiverios, condenas y, al fin, los asesinatos, sucesos que nos hacen revivir
la época de las primeras comunidades cristianas de la Iglesia. Estando en la
cárcel escribe una carta a lápiz el 30 de julio, reveladora de su admirable
serenidad y confianza en la Providencia; la carta iba dirigida al seminarista
Manuel Herranz, que llegaría a ser misionero paúl: “Te escribo desde la
prisión para comunicarte alguna cosilla… He estado toda la noche en la cárcel,
y esta mañana he salido a declarar. A nosotros nos echan la culpa de todo el
movimiento; por tanto estoy esperando me fusilen de un momento a otro. Ruega
por mí… Moriré mártir en defensa de la fe… Yo ya me he ofrecido a Dios para que
se haga su santa voluntad”. A eso de las once u once y media… le
sacaron dela cárcel camino del cementerio. Allí le fusilaron… antes de recibir
el tiro de muerte, el P. Fortunato oró a Dios por sus asesinos, les perdonó de
todo corazón y con el grito: ¡Viva Cristo Rey!, cayó desplomado por una
descarga de pólvora que le abrió la cabeza. Era el 24 de agosto de 1936; tenía
treinta años cumplidos. Así moría el valiente defensor de la fe, dando
testimonio de amor y esperanza invencibles.
O
bien:
De
una carta del Hno. Narciso Pascual, C.M., a sus padres:
El 5 de
mayo de 1936, escribió a sus padres una carta donde expresaba al vivo su
personalidad cristiana, valiente y decidida: “...me encuentro muy bien
y sin novedad (…) supongo que no pasará nada. Pero si llega a pasar, ustedes no
tengan pena, pues yo, si me matan, muero por Cristo y por salvar a la Patria.
Yo nada más quiero que ustedes no tengan pena por nosotros, pues estamos bien.
Yo no tengo miedo a nada de eso que se dice. Estoy dispuesto a todo, porque si
morimos, morimos por la fe de Cristo y confesando a Cristo, y por nuestra amada
Patria, en defensa de su santo ideal; y así nos salvaremos. Lo que les pido es
que no se preocupen de nosotros, y que no tengan pena”. Murió fusilado
el 6 de diciembre de 1936. Tenía 19 años de edad.
O bien:
Notas espirituales de Sor M. Adoración Cortés Bueno
de Leganés:
“Me
consagré a Dios y Él se dignó aceptar mi consagración ¡Qué bon-dad la suya!
¡Qué dicha la mía! ¿Con qué pagaré al Señor tan insigne merced?... Él para nada
necesita de mí. Nada puedo darle que no sea suyo… ¡Pero hay tantas niñas que
necesitan instrucción y educación cristiana! Y lo que haga con ellas, el Señor
lo recibe como hecho a Él. ¡Las ama tanto!… Y cuanto yo sufra por ellas, el
Señor lo recompensará como sufrido por Él; sí, por Él que tanto sufrió por mí…
Dios mío, mientras me quede un instante de vida lo emplearé en llevarlas a
Vos!... Dichosa yo mil veces si son mu-chas las que por mi medio os conocen, os
aman y os sirven… y os glorifican eternamente en el Cielo. Llévenme allí sus
oraciones, Señor, y vuestra infinita misericordia”
PRECES
Con la
confianza de los hijos, invoquemos a Dios Padre, y pidámosle que nos enseñe a
examinar nuestras vidas a la luz del Evangelio. Y digamos: Escúchanos Señor.
Por la
Iglesia; para que proclame incansablemente el Evangelio de la paz
-y acoja
en su seno a todos los discípulos de Jesús.
Por las
vocaciones sacerdotales;
-para que
nunca falten los ministros necesarios del evangelio.
Por las
vocaciones a la Compañía de las Hijas de la Caridad y a la Congregación de la
Misión,
-para que
por la intercesión de nuestros mártires, nunca falten servidoras y
evangelizadores de los pobres en nuestro mundo.
Por
nuestro mundo;
-para que
Dios escuche sus clamores de justicia y amor.
Por los
enfermos de nuestras familias y de nuestra comunidad;
-para que
experimenten la fortaleza y el gozo del Espíritu.
Por
nosotros, congregados en la casa del Señor;
-para que
evitemos todo aquello que nos esclaviza o degrada en nuestra verdadera
dignidad.
ORACIÓN
Oh Dios, Padre de todos, escucha nuestras peticiones y haz que siendo
verdaderos discípulos llevemos nuestra cruz de cada día detrás de Cristo, tu
Hijo. Que vive
y reina por los siglos de los siglos.
VÍSPERAS
Himno del común de mártires o el de las
Hijas de la Caridad mártires.
A partir de la lectura breve: Del común de mártires
Después
de la lectura breve y antes del responsorio:
Conferencias
de San Vicente de Paúl:
“¡Quiera
Dios que todos los que venga a entrar en la Compañía acu-dan con el pensamiento
del martirio, con el deseo de sufrir en ella el martirio y de consagrarse por
entero al servicio de Dios, tanto en los países lejanos como aquí, en cualquier
lugar donde él quiera servirse de esta pobre y pequeña Compañía. Sí, con el
pensamiento del martirio.
Deberíamos
pedirle muchas veces a Dios esta gracia y esta disposición, de estar dispuestos
a exponer nuestras vidas por su gloria y por la salvación del prójimo”.
O bien:
Hablando
a las Hermanas del amor a la vocación afirma: “Hay entre vosotras
algunas que, por la gracia de Dios, aman tanto su vocación que se dejarían
crucificar, desgarrar y cortar en mil pedazos antes que sufrir algo en contra
de ella por la misericordia de Dios”.
CELEBRACIÓN
DE LA
EUCARISTÍA
Color
rojo. Misa del común de varios mártires nº 5. Lecturas de feria. Prefacio de
los santos mártires. Plegaria Eucarística II.
Monición de entrada: Hoy hacemos recuerdo en una misma
celebración de todos los mártires que ha habido en España a lo largo del siglo
XX, un siglo en el que hubo persecución contra la Iglesia, pero en el que hubo
también grandes testimonios de fe y amor a Jesucristo. Comenzamos entonando
nuestro canto agradecido:
Canto de entrada
Acto Penitencial: Teniendo en cuenta la fe fuerte y
arriesgada de nuestros hermanos y hermanas, con el corazón humilde por nuestra
falta de testimonio cristiano, pedimos humildemente perdón a Dios por nuestros
pecados.
Yo
confieso…
Señor,
ten piedad - Cristo, ten piedad - Señor, ten piedad
Oración
colecta:
Aumenta,
Señor, en nosotros aquella fe
que tus
santos mártires conservaron hasta la muerte,
y haz que
nos justifique
por
haberla guardado con fidelidad.
Por
nuestro Señor Jesucristo.
PRECES:
Con la
confianza de los hijos, invoquemos a Dios Padre, y pidámosle que nos enseñe a
examinar nuestras vidas a la luz del Evangelio.
Por la
Iglesia; para que proclame incansablemente el Evangelio de la paz y acoja en su
seno a todos los discípulos de Jesús.Roguemos al Señor.
Por las
vocaciones sacerdotales; para que nunca falten los ministros necesarios del
evangelio. Roguemos al Señor.
Por las
vocaciones a la Compañía de las Hijas de la Caridad y a la Congregación de la
Misión, para que por la intercesión de nuestros mártires, nunca falten servidoras
y evangelizadores de los pobres en nuestro mundo. Roguemos al Señor
Por
nuestro mundo; para que Dios escuche sus clamores de justicia y amor. Roguemos
al Señor.
Por los
enfermos de nuestras familias y de nuestra comunidad; para que experimenten la
fortaleza y el gozo del Espíritu.Roguemos al Señor.
Por
nosotros, congregados en la casa del Señor; para que evitemos todo aquello que
nos esclaviza o degrada en nuestra verdadera dignidad. Roguemos al
Señor.
Oh Dios,
Padre de todos, escucha nuestras peticiones
y haz que
siendo verdaderos discípulos
llevemos
nuestra cruz de cada día detrás de Cristo, tu Hijo.
Que vive
y reina por los siglos de los siglos.
Oración
sobre las ofrendas:
Señor, Padre nuestro,
que en la fiesta de los mártires
del siglo XX en España,
sean aceptables a tus ojos,
como lo fue un día su glorioso martirio,
estos dones que vamos a ofrecerte.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Oración
de Poscomunión:
Alimentados, Señor,
con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
concédenos, en la memoria de tus mártires,
permanecer siempre en ti,
perseverar en tu amor, vivir de tu vida
y ser conducidos por tu mano.
Por Jesucristo nuestro Señor.
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